Lo último en pulmones y trasplantes
“Fue el día más largo de nuestras vidas”, dice la profesora de inglés y arte dramático Christina Foster, de 32 años. Foster tiene fibrosis quística, una enfermedad genética que produce infinidad de problemas, en particular, la formación de mucosidad pegajosa en los pulmones. Las personas que lo padecen generalmente requieren un trasplante de pulmón cuando su situación empeora.
Aquel día de invierno de 2009, Foster y su marido esperaban en el Hospital General de Toronto (Canadá) un veredicto que podía significar vivir o morir. Desde los cinco años, cada vez había padecido infecciones más graves en los pulmones que le obligaron a dejar su ciudad natal para recibir tratamiento en Toronto. Pero a pesar de los esfuerzos de los médicos, su salud seguía deteriorándose. Tenía tan poca energía que apenas podía andar, y mucho menos coger a su hijo pequeño en brazos. Tosía constantemente, a pesar de estar enganchada a una máquina de oxígeno y estaba cada vez más delgada. “En diciembre de 2009”, dice “me dijeron que había que pensar en unos pulmones nuevos. El tema me daba miedo”.
De todos los órganos que se pueden trasplantar, los pulmones son los más perecederos. Hasta hace bien poco, sólo el 15% de los pulmones donados sobrevivían lo suficiente para poder trasplantarlos. Con tan pocos pulmones disponibles, aproximadamente, el 20% de los pacientes morían mientras esperaban ser operados.
A Foster la pusieron en lista de espera en abril de 2010 y la trasladaron a Toronto para que estuviera más cerca del Hospital General. A las 12:30 am del 10 de agosto, recibió una llamada: venga al hospital inmediatamente, hay un par de pulmones disponibles. Pensando en un trasplante inminente, la pareja llegó inmediatamente, y esperaron ansiosamente toda la noche para saber si los pulmones donados eran compatibles. A las 8:30 de la mañana siguiente, las enfermeras les dijeron que había llegado la hora de operarse. Fue llevada en silla de ruedas hacia el quirófano para la gran operación.
Mientras operaba, el equipo médico de Foster había usado un nuevo avance tecnológico liderado por el Dr. Shaf Keshavjee, director del Programa de Trasplantes de Pulmón de Toronto. Para intentar salvar más vidas, el Dr. Keshavjee había querido presentarse con un sistema que permitiría a los doctores evaluar y reparar los pulmones dañados de un donante. Bajo su liderazgo, un equipo del Hospital General de Toronto que trabaja con una compañía sueca llamada Vitrolife, ha desarrollado un Sistema de Percusión Pulmonar Toronto XVIVO.
Históricamente, los órganos se enfrían tras la recogida, pero el Sistema XVIVO coloca los pulmones en una cámara transparente protectora y los mantiene a la temperatura normal del cuerpo (37˚C). A esa temperatura y bombeados con un fluido reparador que contiene oxígeno, nutrientes y proteínas, pueden permanecer vivos fuera del cuerpo mucho más tiempo que antes (hasta 12 horas). Ello ofrece la oportunidad a los cirujanos de evaluar y reparar los daños. Con el Sistema XVIVO, es posible usar más de un 30 por ciento de los pulmones donados: el doble de los disponibles anteriormente. Además, como los pacientes reciben actualmente unos pulmones más sanos, lo llevan mejor y se recuperan más rápido de la operación.
En 2008, el Dr. Keshavjee se convirtió en el primer cirujano en el mundo que trasplantó con éxito un pulmón reparado con el sistema XVIVO. Actualmente, la tecnología se está extendiendo. “El concepto XVIVO representa un impacto significativo en el campo”, afirma el Dr. Keshavjee. “Cambia el paradigma del transplante de órganos.” La idea no es sólo transplantar órganos, sino transplantarlos mejorados.
El día después de la operación, Foster se despertó a las 11 y se encontró con un respirador artificial. Pero por la tarde, ella y sus nuevos pulmones iban tan bien que empezó a respirar por sí misma. Dos días después, estaba de pie y andando; nueve días tras la operación, abandonó el hospital. “Es un milagro”, dice. “No me puedo creer que lleve los pulmones de otra persona. Es algo increíble”.
Están apareciendo nuevos avances. En octubre de 2009, el Dr. Keshavjee y su equipo publicaron un estudio de Medicina Científica Traslacional en el que mostraban que el Sistema XVIVO podía llevar terapia genética a los pulmones y reducir así la necesidad de medicinas inmunodepresoras. El próximo paso es una prueba clínica.
FASE: los pulmones modificados genéticamente no están todavía disponibles para el público, pero los pulmones reacondicionados, sí.
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